lunes, 17 de mayo de 2010

Quince preguntas


Me disponía a escribir sobre Libranda, la plataforma digital que lanzan las editoriales Planeta, RandomHouse-Mondadori y Santillana en la próxima Feria del Libro de Madrid, y sobre la plataforma que está preparando la Cámara Argentina del Libro (CAL) cuando, distracciones en un mundo de mass distraction, me vi envuelta en una interesantísima discusión sobe el tema en el blog Libros y bitios, en la cual gasté algo de mis ganas de argumentar sobre el tema.

Entretanto, Mike Shatzkin, quien también postea con poca asiduidad, me bombardeó con dos artículos importantes en sólo 48 horas y ambos, aunque referidos a un mercado muy distinto, me obligaron a revisar posturas. Uno de ellos trata de un acontecimiento que cambiará la ecología del mercado de libro en los Estados Unidos, tanto de los de papel como de los de bitios: Amazon, la librería online más grande del mundo, se convierte en editorial. El otro, con sus quince preguntas sobre la digitalización de la lectura, me sirve para ordenar mi próximo post sobre las iniciativas que, en ese sentido, se están tomando en los mercados de lengua castellana.

Aquí van las preguntas que, según Shatzkin, deberíamos tener resueltas para enero de 2011.

1. ¿Qué habrá dentro de un e-book?
Quien se haya asomado a The Death of Bunny Munro o a Alice in Wonderland, en las tiendas de aplicaciones de Apple, habrá tenido la impresión de que nos acercamos al momento en que ya no podremos hablar de libro digital si lo que estamos proponiendo es una copia en bitios del universo Gutenberg. Pero, ¿sabemos qué debe contener un e-book o un app-book para llevar el nombre de tales?

2. ¿Cómo serán los canales de distribución del e-book dentro de ocho meses?
La próxima entrada de Google Editions en el juego, que se plantea para el próximo solsticio, promete cambiar unas reglas que, de momento, parecen poco claras. La inminencia de su lanzamiento ha sido poco comentada, tal vez porque el iPad de Apple nos ha encandilado un poco a todos; sin embargo, Google y sus estrategias disruptivas no puede pasarse por alto en un análisis de los futuros del libro. Tenemos, de un lado, una alta parcelación de los mercados a través de plataformas propietarias (Kindle, iPad, Nook, Libranda, etc.) apoyadas en la competencia de los dispositivos de lectura. De otro, Google Editions, que usará el formato abierto e-pub y se declara agnóstica en materia de dispositivos.

3. ¿En qué medida las editoriales seguirán viendo el márketing de títulos individuales como un esfuerzo rentable?
En un mundo en el que el espacio para la reseña de nuevos títulos es cada vez menor y la visibilidad el talón de Aquiles de los libros, ¿tiene sentido seguir con esta estrategia? ¿Es la verticalización la respuesta?

4. ¿Qué progresos habrán echo las editoriales en la tarea de comunicarse de forma directa con su público lector?
Como ya comenté en otro post, la edición tradicional se ha caracterizado siempre por su dependencia de intermediarios para llegar al mercado. Los editores tradicionales nunca han pensado en el lector. Algo que sí ha hecho Amazon, por ejemplo, que hoy entra a jugar en la liga con la gran ventaja de una base de datos donde sus clientes han dejado pelos y señales sobre sus gustos y disgustos. Y aunque reconozcan la necesidad de saber quién es el lector, ¿están en condiciones de cambiar la cultura de empresa y ganar el tiempo y los data perdidos?

5. ¿Qué importancia tiene y tendrá el mercado de la telefonía móvil en el desarrollo de un nuevo paradigma libro?
Y esta pregunta se desdobla en dos: ¿a qué velocidad está creciendo? ¿cuáles son los "libros" adecuados para esos dispositivos? La respuesta obvia a la segunda es que las guías de viajes lo serán. Pero, ¿están los editores tradicionales en condiciones de abastecer este nuevo mercado? ¿Habrán logrado diferenciar los contenidos óptimos para la pantalla más grande de los PCs, las tablets y los dispositivos dedicados y aquellos que encontrarán su ciclo vital en el formato más pequeño de un iPhone?

6. ¿Cómo se enfrentan los editores tradicionales a la jibarización de las librerías y la consiguiente reducción de su mercado natural?
Una experiencia a tener en cuenta es la de Cecilia Tan, comentada anteriormente en el blog. Pero no están allí todas las respuestas. Si el ecosistema de librerías ve reducido en exceso el número de puestos de venta de los libros tradicionales, las editoriales serán arrastradas en la caída y no tendrán tiempo ni dinero suficiente para invertir en la innovación que la tecnología les está exigiendo. Porque hay que tener en cuenta que son las empresas tecnológicas y no los lectores quienes presionan por este cambio de paradigma.

7. ¿Cómo afectarán los libros digitales la territorialidad de los derechos de autor, ahora que no es necesario tener inventario físico para vender "libros" en cualquier punto del planeta?
Ya hemos conocido las finanzas off-shore. Ahora llegan los libros off-shore.

10. ¿Qué futuro les espera a las librerías?
Por muchos motivos, todos ellos económicos, el escenario que Shatzkin plantea puede parecernos lejano: que las próximas Navidades serán las Navidades del e-book. La enorme cantidad de dispositivos que se han vendido en los Estados Unidos hace presagiar que, en diciembre, más de dos millones de personas elegirán regalar un libro inmaterial. Esto tendrá un impacto terrible y negativo sobre el ecosistema librero. Estamos lejos, es cierto, pero tampoco tan lejos y algo así ocurrirá en el mediano plazo.

11. ¿Es un buen negocio autopublicarse o es otra quimera?
Hoy, 17 de mayo de 2010, el escritor de thrillers J. A. Konrath ha respondido a esta pregunta. Konrath, que durante largo tiempo autopublicó sus thrillers para Kindle (el dispositivo de lectura comercializado por Amazon) y mantuvo un blog donde compartió con sus lectores los progresos y los retrocesos financieros de su aventura, acaba de firmar un acuerdo de edición con Encore (la flamante editorial de Amazon) en términos económicos más que convenientes. Se trata, aunque sea un caso por ahora único, de un hito que promete cambiar las prácticas del sector.

12. ¿Qué hay en todo esto para las editoriales medianas y pequeñas? ¿Cómo deben encarar su futuro digital para sacarle el mejor partido?
Y aquí lo más importante es saber cómo será la distribución digital de los productos de estas editoriales. ¿Se unirán a plataformas como Libranda o la que se plantea la CAL gracias a un subsidio del Ministerio de Ciencia y Tecnología o será el modelo de autodistribución el más conveniente? ¿Qué papel jugará Google Editions?

13. ¿Se está desarrollando algún nuevo modelo de negocio que tenga alguna importancia?
Disney lo está intentando con el modelo de suscripción al igual que O'Reilly Safari; otros, con la venta a trozos; otros, incluso con resúmenes; y no falta aquí y allá la experiencia de crear libros en colaboración a partir de una comunidad de lectores, como es el caso del Amanda Project. Ahora bien, lo que todavía no se sabe es si los costes de estos proyectos, de todas las etiquetas de metadata que son necesarias para comercializarlos, algún día serán rentables.

14. ¿Cuántos autores de pocas ventas, que forman parte de los catálogos semi muertos de los editores tradicionales, podrán elegir marcharse con un nuevo editor digital que les ofrezca mejores regalías que el editor tradicional? ¿De qué lado jugarán los agentes literarios?
Esta pregunta es crucial en el mundo hispano, ahora que Planeta, RandomHouse-Mondadori y Santillana se han unido en la plataforma Libranda. ¿Pasarán todos sus autores de manera automática al formato digital? ¿Qué actitud tendrán sus agentes si no están entre los elegidos? ¿Hay conciencia de que estamos ante un nuevo paradigma que requiere una revisión de lo que hasta ahora se daba por sentado?

15. ¿Hay alguna editorial tradicional que esté dando los pasos necesarios para tener construir una presencia vertical en la Red?
Se entiende por presencia vertical la construcción y el mantenimiento de comunidades de interés, incluso fuera de los márgenes de las páginas institucionales de las editoriales. Un excelente ejemplo, en el mundo anglosajón, al que Shatzkin se ha referido en más de una oportunidad, es Poetry Speaks. Debo confesar que no sé de nada parecido en el ámbito de nuestra lengua. Ni siquiera la encomiable experiencia del Cervantes Virtual está en ese camino.  Y si alguien entre los lectores supiera de alguna que me haya pasado inadvertida, lo invito cortesmente a dejar la pista en los comentarios.

3 comentarios:

María José de Acuña dijo...

Querida Julieta:
Estoy trabajando en el tema de los agentes literarios ante el nuevo paradigma por lo que me interesa sobremanera lo que planteas en el punto 14. Me pregunto si, en estos dias que han pasado desde que escribiste el post, tienes una opinión más armada sobre el tema.
Creo que se enfrentan ante un reto importante y, modestamente opino que los agentes no se están poniendo las pilas en ese sentido, ni siquiera están aprovechando la proactividad que despliegan en la red de algunos de los autores que representan.
Gracias y abrazos,
María José

Julieta Lionetti dijo...

Gracias, María José, por unirte a la conversación.
No tengo una opinión más formada porque nada ha cambiado desde que escribí este post. Las preguntas siguen siendo válidas y, tal vez, habría que formulárselas a los agentes literarios. Ellos tienen la palabra. ¿Qué harán con sus autores?

María José de Acuña dijo...

Preguntemos, entonces. Ya te contaré sobre lo que me digan los de esta parte del charco.
Abrazos.