Quien haya seguido las conferencias que se retransmiten en Twitter a golpe de teclado y tweets, las que no tienen streaming, ni imagen, ni voz, sino una serie de caracteres que se unen en cadenas de frases escritas a la carrera y vueltas a escribir y a articular por varios voluntarios presentes en el salón donde habla el orador, sabrá de qué hablo cuando digo que es como escuchar la música vocal de Palestrina con los ojos. Las variaciones de la palabra, los comentarios a los comentarios, la frecuencia de repetición por diferentes escribas de las mismas frases de la fuente crean cortinas de sentido, como una música efímera pero congelada.
El 21 de septiembre la experiencia hechicera tuvo por anfitrión a Firebrand y por máximo chamán a Peter Brantley, director de Internet Archive y una de las voces más críticas con respecto al megaproyecto de Google Editions. Brantley habló de lo que está ocurriendo con el mundo de la edición ahora que la palabra ha sido reivindicada por las redes, un hecho consumado por sorpresa, pero nunca escatimado. Un hecho que vino, al igual que el día bíblico, como un ladrón en la noche. Advirtió que su análisis se enmarcaría en una visión social y económica del fenómeno y lo comparó con lo ocurrido con las ciencias de la vida y la biotecnología. Su intervención, que leí y comenté en la pantalla negra de letras blancas de la aplicación TweetDeck, decantó en mí como una serie de aforismos de estos tiempos de cambios radicales y oportunidades extravagantes.
Los aforismos que siguen deben tomarse con pinzas, porque han tenido muchos escribas y han pasado por el filtro de mi subjetividad, que algunos identifican con la memoria. Y aun así, estas frases sueltas, pescadas al vuelo de la cronología twittera, son la descripción más realista y lúcida que pueda hacerse del sector editorial enfrentado al cambio de paradigma.
Aquí van:
- La disrupción que nos afecta tiene las proporciones de un asteroide venido del espacio exterior.
- No os preguntéis por lo que puede hacer un editor; preguntaos, mejor, qué es la edición ahora.
- Nadie te guiará a través de los tiempos de Armagideon (verso de un reggae de Willie Williams).
- En un mundo como éste se compite por la capacidad de hacer descubrir.
- El descubrimiento necesita de las coordenadas del contexto y el contexto lo definen los metadatos.
- La sobreabundancia de contenidos es precursora del desarrollo de la contextualización.
- Reconceptualizad al autor y habréis reconceptualizado al libro.
- Si no podemos pensar con mayor apertura seremos materia muerta.
- El impacto del asteroide es tan fuerte que nos llama a pensar de cero cómo se construyen los servicios y los productos.
- Google debe pensar Google Editions en el contexto de su propio hábitat, no en el nuestro. El hábitat de Google es Silicon Valley.
- Que florezcan las querellas judiciales es un signo de la ruptura de los ritos por medio de los cuales interactuaban las organizaciones tradicionales.
- Retener y ocultar los contenidos no es una solución. Las organizaciones de la sociedad civil encuentran y encontrarán la manera de llegar a ellos.
- Una vez más os digo: los ebooks no se venden, se licencian.
- Nadie te va a guiar a través de los tiempos de Armagideon.
- Para las editoriales, el capital no es la barrera que fue para otras industrias que se enfrentaron a cambios radicales como, por ejemplo, la del acero. Para las editoriales la barrera es que no sabemos qué producir.
- Debemos ver los libros como contenidos digitales y no simplemente como libros impresos expresados digitalmente.
- Está entrando mucho dinero en el negocio, pero no está entrando a los lugares donde solía hacerlo. Conflicto.
- Si os conformáis con transitar las avenidas trilladas corréis el riesgo de contaros entre las bajas que producirá el cambio.
- Los objetivos de Google se dirigen a Silicon Valley; no son competidores del mundo editorial.
- Hay un mundo de oportunidades en los intersticios.
- La edición "transmedia" y la edición y distribución en la Web son los sitios donde pueden surgir nuevos jugadores.
- Los editores necesitan pensar el modelo de nuevo en lugar de empeñarse en hacer entrar lo nuevo en los odres viejos de la edición tradicional.
- El intento de amoldarse alrededor de los agentes disruptivos como una hoja de plástico alrededor de un asteroide no es el billete que nos garantiza el viaje.
- La edición vive en estado de innovación radical, y eso no depende de nosotros.
- Los celadores de las puertas siguen junto a las puertas cuando los muros ya se han desmoronado.
- No es solo el cambio de tecnología; es que han entrado extraños a la casa.
- Los libros digitales se licencian como software y, por tanto, sus costes deben ser calculados como los del software.
- Ya no se pueden calcular las ganancias sobre la base de cantidad de lectores ni de vida del catálogo.
- La edición tiene el objetivo más alto de diseminar la información.
- Las viejas relaciones del sector están trastocadas a raíz de las nuevas controversias. Hay que reconfigurar las relaciones entre agentes, editores y autores.
- Porque los ebooks no son objetos físicos, los derechos territoriales, la disponibilidad y los precios se han transtornado en el mercado internacional.
- La gente paga por información, no por formatos.
- Nadie te guiará en los tiempos de Armagideon.
Como se estila en las conferencias, al fondo del escenario, una pantalla reflejaba las diapositivas de rigor. Lo que decía Peter Brantley era tan perturbador que nadie les prestó atención a los textos de los encabezamientos, hasta que alguien dijo: "¡Las diapositivas llevan citas de Crying of Lot 49!"
Y sí, era cierto. Yo no las vi, pero imaginé algunas de las frases de Thomas Pynchon proyectadas en la pantalla, frases de una novela en la que dos empresas postales, dos diseminadores de información, luchan a muerte. No copio aquí lo imaginado: que cada cual elija las citas que le corresponden.
(Actualización: Peter Brantley acaba de colgar las diapos en SlideShare).
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