sábado, 10 de julio de 2010

Cristianismo, tolerancia social y homosexualidad


Fue difícil la negociación del contrato de Las bodas de la semejanza, sobre todo fue larga e incierta. Era el segundo título de John Boswell que publicaríamos en Muchnik Editores y seguíamos de cerca, a través de nuestro contacto en la University of Chicago Press, las continuas revisiones a las que el autor sometía el manuscrito. El email no formaba parte de la vida cotidiana por ese entonces y un día recibí la llamada de la encargada de derechos extranjeros, anunciándome que, muy a pesar de las prensas de la universidad, Boswell había decidido publicar con otro editor. Tuvimos que empezar de cero con una agente literaria a quien no conocíamos, pero no estábamos dispuestos a que la obra se nos escapara. Habíamos publicado unos años antes su clásico Cristianismo, tolerancia social y homosexualidad. En aquellos tempranos años 90, la escena pública en España vibraba con la militancia cívica de gays y lesbianas que exigían ser reconocidos por la ley en pie de igualdad en su rica y creativa singularidad. Y la virtud de estos libros de John Boswell era que les daba carta de ciudadanía en una tradición a la que muchos pertenecían: la cristiana. Los anclaba en la historia y en el relato de Occidente.

El contrato finalmente llegó a nuestras oficinas de la calle Diputación, esquina Balmes. Abrí el sobre en mi despacho, que tenía un balcón lateral que daba sobre los jardines de la Universidad de Barcelona y una ventana con vistas al Seminario. Al cabo de los tres folios que reglamentaban las condiciones de la futura publicación, una firma garrapateada, sin estructura, una firma desde donde se expresaba un dolor infinito. Llamé a Mónica Tusell, que era mi alter ego editorial, y le pedí que me trajera el contrato anterior, el de Cristianismo. Miré una firma y la otra y le dije: "Mónica, John Boswell se está muriendo". Y era así: nunca llegó a revisar la traducción de Las bodas de la semejanza. Joven, en la plenitud de su producción intelectual, el historiador de Yale cayó víctima de la plaga que, por entonces, creíamos imparable. La editorial era una de las tantas que contribuía monetariamente con Actúa, una ong que hizo muchísimo por los los enfermos de sida y los portadores de VIH.

Cristianismo, tolerancia social y homosexualidad nunca fue un best-seller, pero se transformó en uno de los puntos de apoyo teórico de un movimiento que, finalmente, logró el reconocimiento del matrimonio homosexual en España.

Esta mañana, en la revista Ñ, leo que un editor a quien respeto mucho, Alejandro Katz, se ha permitido el ligero esnobismo de publicar los Escritos políticos de Samuel Johnson, nombre indisolublemente ligado a otro John Boswell, el inventor de la biografía como género moderno. Estos escritos políticos de un dissenter londinense del siglo XVIII nos quedan muy lejos, por mucho que la comentarista Jorgelina Núñez trate de contextualizarlos, sin demasiado éxito. Y me pregunto, con la que está cayendo en la Argentina en estos momentos en que el Congreso discute, con toda la Iglesia en contra y casi sediciosa, la posibilidad de una ley que nos dé a todos los mismos derechos como ciudadanos, la ley de matrimonio homosexual, ¿no hay ningún editor argentino que se atreva a reeditar esta piedra de toque que es Cristianismo, tolerancia social y homosexualidad? No tendrían que pagar grandes anticipos, la traducción está en poder de El Aleph, una editorial mortecina que no tendría inconveniente en cederlos por un módico precio, Bengt Oldenburg les cedería gratuitamente los derechos del diseño de cubierta, en el que utilizó el grabado de Albert Durero que ilustra este post.
¿Nadie lo hará? Yo no puedo, porque no tengo ninguna editorial.

Y si, por si nadie se atreve a publicar, que es la manera en que los editores formamos parte de la cosa pública, aquí hay un enlace a los contenidos del libro.
Porque solo podemos cambiar el futuro cuando sabemos que ese futuro está anclado en nuestra historia.